Antes de lanzar el avión de papel por la ventana, el amnésico se preguntó de que le sonaba el número que oía canturrear repetidamente a los niños de la tele.
Cuánta será la cantidad de amnésicos de este país que nadie recuerda haber hundido el mercado de valores, haber cobrado primas muchimillonarias, haber dejado de pagar impuestos, etc. Tus microcuentos a veces sintonizan con los tiempos. Un abrazo.
O sea, quieres que pensemos que el billete de lotería va a salir volando por la ventana... A lo mejor el billete lo tiene en el bolsillo del abrigo, en un cajón olvidado o ni siquiera lo ha comprado... ¡Al fin y al cabo es un amnésico!
el amnésico tendría que haberse pegado con pegamento universal el papelito con los números en algún lugar visible sólo para él, por ejemplo: la punta del pene, cada vez que fuera a orinar lo vería!!! (con esto no estoy diciendo que sea la única utilidad del miembro, pero bueh!) ;-D
Torcuato, mal momento para perder la memoria y jugar con ella, pero es que la amnesia es así de caprichosa. Espero que el décimo tengo un buen destino.
Hola Torcuato, por fin me afilio a tu sombra de luna. Y no debe ser bien día para mi, pues no acabo de pillar la gracia al relato. Tras múltiples esfuerzo creo que se la ha olvidado el número premiado, jeje, tiene gracias, sí, y mala suerte. Me despiste porque hablar hoy de euros me lleva al rescate y eso, no a la navidad. Venga, gracias por hacerme pensar. Nos leemos.
Torcuato, ¡cuántos amnésicos existen en este país! ¿O serán amnesicoalzehimeanos? ¿O serán dilapidadores y sinvergüenzas polotaceros? ¿O serán ladrones de política blanca? O sencillamente, ¿serán magos que convencen a quienes después se rasgan las vestiduras pero quieren ser nuevamente engañados, nuevamente, otra vez, engañados, y así hasta el infinito? Excelente micro.
Hace mucho tiempo que dejé de ponerte cafés, y hace nada que he comenzado a leerte. La vida es así de caprichosa. Saludos desde la esquina, que ya no habito, del Bar Josepe.
Cuánta será la cantidad de amnésicos de este país que nadie recuerda haber hundido el mercado de valores, haber cobrado primas muchimillonarias, haber dejado de pagar impuestos, etc.
ResponderEliminarTus microcuentos a veces sintonizan con los tiempos.
Un abrazo.
Has hecho diana con este avión de papel, Tor.
ResponderEliminarEuros, euros, dubidú.
O sea, quieres que pensemos que el billete de lotería va a salir volando por la ventana... A lo mejor el billete lo tiene en el bolsillo del abrigo, en un cajón olvidado o ni siquiera lo ha comprado... ¡Al fin y al cabo es un amnésico!
ResponderEliminarUn besoooo por la ventana.
Lo importante es el amor...
ResponderEliminarPero justo antes de soltarlo, se acordó. Es que si no, ¡menuda putada! :-)
ResponderEliminarUn beso, Tor.
Buen hiperbreve Tor, abierto a varias lecturas o sease, final abierto, o ¿no?
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
el amnésico tendría que haberse pegado con pegamento universal el papelito con los números en algún lugar visible sólo para él, por ejemplo: la punta del pene, cada vez que fuera a orinar lo vería!!! (con esto no estoy diciendo que sea la única utilidad del miembro, pero bueh!)
ResponderEliminar;-D
saludos Torcuato
Uff, llegará un día en el que el euro sea un mero recuerdo??
ResponderEliminarTiemblo solo pensarlo.
Besitos :-)
Quién recibirá ese avión??? jajaja
ResponderEliminarmuy bueno
un saludo
Tiempos para la amnesia. El euro voló con ese avión de papel.
ResponderEliminarTorcuato, mal momento para perder la memoria y jugar con ella, pero es que la amnesia es así de caprichosa. Espero que el décimo tengo un buen destino.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Un euro para olvidar...Un micro para recordar.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Aqui cotizan bien los aviones hechos con dólares....besote!
ResponderEliminartambién nos pasa a los que no creemos tener suerte(tampoco mala). comprar por compromiso y ni siquiera mirar.
ResponderEliminarah! y lo que venía a decirte: que me ha gustado
ResponderEliminarAl menos se acordó antes...espero que no tirará ese papel millonario por el pobre cielo de su ciudad.
ResponderEliminarUn saludo.
Torcuato:
ResponderEliminarNo me extraña que el pobre hombre se quedara amnésico: si es que es una tortura escuchar el sorteo entero...
:)
Salu2.
Pues suerte que es amnésico, la verdad, porque de otro modo es para tirarse él también por la ventana (exagerando, claro)
ResponderEliminarBesos
Qué poco me gustan los euros, prefiero las pesetas.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Torcuato, por fin me afilio a tu sombra de luna. Y no debe ser bien día para mi, pues no acabo de pillar la gracia al relato. Tras múltiples esfuerzo creo que se la ha olvidado el número premiado, jeje, tiene gracias, sí, y mala suerte. Me despiste porque hablar hoy de euros me lleva al rescate y eso, no a la navidad. Venga, gracias por hacerme pensar. Nos leemos.
ResponderEliminar¡Ay, ay! bueno, menos mal que es amnésico, no recordará lo que tiró.
ResponderEliminarBesitos
Jo, este pobre es como yo, que en esto de la suerte ponemos un circo y nos crecen los enanos.
ResponderEliminarUn abrazo, Tor, un placer leerte después de un tiempo.
Torcuato, ¡cuántos amnésicos existen en este país! ¿O serán amnesicoalzehimeanos? ¿O serán dilapidadores y sinvergüenzas polotaceros? ¿O serán ladrones de política blanca? O sencillamente, ¿serán magos que convencen a quienes después se rasgan las vestiduras pero quieren ser nuevamente engañados, nuevamente, otra vez, engañados, y así hasta el infinito?
ResponderEliminarExcelente micro.
Un abrazo, Torcuato.
GENIAL TU TEXTO
ResponderEliminardios no cierra una puerta sin abrir una ventana. malditas corrientes de aire.
ResponderEliminarMientras no se acuerde seguirá feliz, que es de lo que va esta fiesta.
ResponderEliminarJajaja, eso, de qué le sonará?
ResponderEliminarDigo yo, y dónde caería? Eso te da para otro nano.
Abrazos, Torcuato.
Hace mucho tiempo que dejé de ponerte cafés, y hace nada que he comenzado a leerte. La vida es así de caprichosa. Saludos desde la esquina, que ya no habito, del Bar Josepe.
ResponderEliminarjfbmurcia
ResponderEliminarAlias Josepe, alias el que me compraba el Quercus.
Ahora ya se quién eres, jajaja.
Un abrazo amigo