Evolución inducida.
En la siesta de la selva los simios dormitan. Las madres obligan a sus pequeños a no moverse, sujetándolos con firmeza. Uno de estos, con la cabeza colgada sobre el brazo materno, a través
Torcuato González Toval.
Evolución inducida.
En la siesta de la selva los simios dormitan. Las madres obligan a sus pequeños a no moverse, sujetándolos con firmeza. Uno de estos, con la cabeza colgada sobre el brazo materno, a través
Torcuato González Toval.
Situación controlada.
Ella histérica y él intentando tranquilizarla: “Serénate, mi vida, todo va sobre ruedas”. Entretanto, el precipicio cada vez más cerca.
Torcuato González Toval
Micro finalista concurso 140 de la revista digital El Cultural. El tema era la Rueda.
El coleccionista de miradas.
Torcuato González Toval
Ese caminar.
Lo que no soporto de mi pareja es su manera de caminar. Me encantan sus desayunos, preparados con amorosa anticipación a mi despertar. Los acompaña con una rosa cortada antes de que se evaporen de sus pétalos las gotitas de rocío. Pero esa forma de andar me desatina. Adoro como me llena el cuerpo de besos mientras de sus labios se escapan estrofas de los más bellos poemas. Es guapo, atlético y varonil y con sus fuertes brazos hace que vuele hasta su preciosa motocicleta con la que me pasea por paisajes que sólo él conoce. Hace poco se cayó de ella. Lo quiero, pero, ¡se le quedó un andar mas tonto!
Torcuato González Toval.
Fotografía: http://foto.microsiervos.com/fotografos/5000-imagenes-primeras-epocas-fotografia.html
1 de Noviembre del veterano.
Llegaba la noche de los difuntos y el viejo militar, condecorado de guerra, se preparaba a recibir a los que, mucho tiempo atrás, pasó por las armas. Ellos eran más generosos y se conformaban con no dejarlo dormir una vez al año.
Torcuato González Toval
Estocolmo
A mi me empiezan a entrar dudas. Desde esta cama veo las flores del jardín, me evocan el día que le comuniqué que me iba y, entonces, me trajo un precioso ramo de rosas. Soy un pajarillo indefenso y tú eres mi cielo, sin ti no soy nada, me dijo con las lágrimas a punto de asomar. Con eso dejaba de cuestionarme otras posibilidades. ¡Es tan dulce y detallista! Vendrá dentro de poco y esta enfermera le pone ojitos. Espero que termine pronto de cambiarme las vendas de las costillas y me traiga un espejo.
Torcuato González Toval
Ilustración: Se la página http://jjaraa.blogspot.com/
Malas influencias.
Era una noche oscura y tenebrosa. De repente vi a un hombre lobo esconderse detrás del buzón. Poco antes, al salir de la discoteca, me piropearon cuatro vampiros, que casi me atropellan con su furgoneta. Llegué a mi puerta, la llave se convirtió en murciélago que voló y se enredó en mi cabello. Ya arriba, mirándome las ojeras, le prometí al fantasma del espejo que cambiaría mis amistades.
Torcuato González Toval.
Austeridad
Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas. Es lo único que se cambia cuando el desgaste provocado por el sudor y la roña hace que ya no se lea el nombre. La ropa y zapatos se dejan más tiempo e incluso, cuando no están demasiado deteriorados, pueden servir para nuevos huéspedes. Estos vienen fuertes y saludables. Son los que cavarán los grandes fosos.
Torcuato González Toval
Y este es el otro relato que presente a Relatos en cadena de la SER
Donde las dan las toman.
Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas. Es un impulso irrefrenable que tengo desde que ví a los niños del paritorio dentro de sus cunitas. Por eso, aunque parezca macabro, trabajar aquí me hace feliz. Es como ser cómplice de mi mismo, ser Dios. Ciertamente, se ha convertido en una gran pasión. Pero no es la única que tengo, también adoro el baloncesto. Disfruto como un enano, y nunca mejor dicho: Liliputiense, me llamaban en el colegio, eso desde que nos mandaron leer “Los viajes de Gulliver”. En cambio, mi hijo si que llegará lejos encestando. Tiene quince años y ya pasa del metro noventa y cinco.
Torcuato González Toval.
El anterior microrrelato lo escribí haciendo un juego de continuación al magnífico texto de Manuel Nicolás Andreu que fue el Ganador del 14/10, semana 5 del concurso Relatos en cadena de la Ser. Pichad AQUÍ para leer el relato.
Participé con otro que publicaré otro día. Gracias a todos.
El gran proyecto
Tenía que terminar lo que estaba haciendo. Ya había pasado un cuarto de hora desde que, cansada de vocear, no lo esperó y cenó sola, como tantas veces en los últimos meses, desde que él empezó su gran proyecto. Conocía sus “ya voy”, “un momento” y los “ahora mismo”. También sabía que eran contestaciones soltadas por la boca del autómata en el que se había convertido su esposo. Meses sin cenar con él, sin dormir con él, sin hablar, sin vivir con él. “¡Ya está! ¡Lo logré!” Dijo satisfecho al tiempo que se oía el golpe de la puerta de la calle. Su proyecto, en el que invirtió tanto tiempo y energía, llegó a su fin.
Torcuato González Toval.
Impulso estéril.
He colocado las manos. Los meñiques encima de
Torcuato González Toval
Gustos culinarios
Hay un nuevo restaurante en mi barrio y ayer pasé por allí. Era la inauguración e invitaban a comer el plato de la casa. Al entrar me gustó la decoración elegida por la dueña, una gran tarántula. Me acomodó en una mesa con vistas a la plaza y el ambientador lo impregnaba todo con un olor a boñiga de vaca que me hizo rugir las tripas. Con una de sus ocho patas posó la bandeja sobre mi mesa y con otra levantó la tapadera. “Revuelto de moscas a la petite creme”, dijo la araña con acento francés. En fin, hay que probar de todo, aunque en mi familia preferimos la sangre de perro.
Torcuato González Toval
Acabó el plazo, el día 10 de marzo se podrán leer todos los micros presentados a concurso.
Aquí abajo tenéis un enlace de un trabajo de titanes realizado por Ana Vidal, mi querida Anita Dinamita del blog Relatos de andar por casa. El día 25 de noviembre se celebró el día contra la violencia de género y Ana, en su isla,
Para leer todos los microrrelatos pichad AQUÍ
El sonido es flojo así que subid el volumen a tope.