Última diversión.
El octogenario pasó horas sentado en el banco del parque, desde poco antes de que los chorros de la fuente empezaran a brotar. Iban apareciendo grupos de personas dedicadas a sus cosas y no le prestaban mayor atención. Mientras, el viejo miraba fijamente los hilos de agua entrelazándose delante de él. Algo pasó y los hombres, mujeres y niños fueron quedando pasmados por lo que veían. El anciano se había despojado de toda la ropa y en ese momento estaba desnudo en posición como si fuera un velocista a punto de tomar la salida. No pasaron dos segundos cuando ya corría a la velocidad que le permitían sus achacosos huesos. En el borde de la fuente, dio un salto, capuzándose en su seno. La gran salpicada dejó empapados a la mayoría de espectadores cuyas caras estupefactas contrastaron con la gran alegría del viejo. Aprovechó en nadar todo lo que pudo en la escasa profundidad ya que tenía cronometrado el tiempo de diversión.
Torcuato González Toval.
22 comentarios:
Genial retrato de la explosión de un espíritu conciente de que su presencia como persona ya casi desaparece.
Cuantas veces deseamos hacer eso?
Yo al menos muchas, sobre todo los días de mucho calor...
Nos apuntamos a Octogenario, gran pesnador?.
Biquiños muchos.
En verano con el calorcito, esperate y verás, jeje
Un saludo indio
Bienvenido carlos
Has hecho un análisis casi perfecto de mi relato. Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
Bienvenida Carmela
Si te apetece hacer algo, hazlo. Si a alguien le molesta que lo diga también.
Un beso.
Hola indio
La verdad es que donde vivo yo no se puede decir que en verano haga calorcito. Murcia es más bien lo más parecido al infierno. (por la temperatura, claro.)
Un abrazo.
Conozco octogenarios que hacen cosas parecidas todos los días pero bañándose en la playa, sea invierno o verano, llueva o truene y me refiero a las playas de aquí arriba, del Atlántico o Cantábriso. Suelen ser gentes fascinantes a salvo de las contingencias climatológicas y supongo que de las mas perentorias.
Es que esa libertad (de mente, de prejuicios, de hacer lo que te de la gana) a veces no te la puedes permitir hasta que llegas a ciertas edades en que todo te la pela ya...
Un beso fuerte, Tor
Admiro al octogenario.
Ese hombre es más libre que todos los estupefactos.
Que viva mucho más.
Saludos.
Yo admiro esos viejitos que en las aguas gélidas del norte se bañan todos los días del año. Son la bomba.
Un abrazo Dr. Krapp
Ejerzamos nuestra libertad Novicia. Es lo más importante que tenemos.
Un beso.
Tristemente cuando uno ve cerca el fin es cuando se atreve a realizar las cosas que nunca se había atrevido.
Un abrazo Toro
Linda historia!
Gracias por tu visita
Saludos, volveremos
Bienvenido/a La Cenefa
Un abrazo.
Tan tierno... Con razón dicen que los viejos vuelven a ser niños.
Besitos brujos
Estuvo un buen rato a remojo y al salir no supieron si sus arrugas eran por la edad o por el agua.
Un beso Bruji
Genial el viejo ¿cuántas veces hemos querido todos nosotros hacer algo así?.
Besines Torcuato,
Bienvenida rosscanaria
Es cuestión de querer las cosas con ganas.
Me pasaré por tu blog.
Un beso.
De mayor quiero ser como el!!!
En realidad quiero serlo ahora, pero me han domesticado para guardar las formas(*.-)
Que tengas una semana 10
Tu lo has dicho Mariajo. Nos domestican para guardar sus formas.
Un beso.
Gracias por hacerte seguidor...entraré a tu bloc a menudo...besicos
Gracias a ti.
Un beso
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