Sin discípulos en el desierto.
Con nuestro mecánico de confianza arreglamos todos nuestros males. Una simple consulta y ya sabe lo que nos hace falta: Cambio de aceite en el corazón hastiado de fracasos, bujías nuevas para generar chispeante fuerza vital, baterías para recordar día a día todo lo bueno que nos pone en funcionamiento, cables de embrague para cuando necesitemos acelerar o desacelerar la marcha…
Pero ahora estamos preocupados. Confiados en su sabiduría, le delegamos ciegamente nuestra vida, y no nos preocupamos por aprender.
Agotado y triste, su motor se está parando y no sabemos hacer nada para ayudarle.
Torcuato González Toval
13 comentarios:
Pobre, está en las últimas...
Has confeccionado un relato engranando las piezas del automóvil, como si fueran las de la vida.
Me gusta ese final "no sabemos hacer nada para ayudarle.
Besicos
Estupenda metáfora, un prólogo perfecto para una interesante conversación...
Gracias.
Torcuato, todos conocemos a personas especiales que son nuestra guía en la vida y que sin ellas nuestro mundo se apaga, en cierta forma.
Bien reflejado este micro.
Un fuerte abrazo.
Dicen que nadie es imprescindible, pero hay personas que son insustituibles ¿verdad?
Un beso, Tor.
El corazón es nuestro motor y si conseguimos un buen mecánico que lo remiende de vez en cuando debemos procurar que e motor del mecánico no se pare y le ayudemos al igual que él ha hecho con el nuestro.
Este blog será uno de mis motores de rodaje a partir de ahora, lo he descubierto casualmente y creo que visitaré al mecánico si éste me lo permite, saludos desde Tenerife y te dejo enlace de mi blog por si quieres rodar po él.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Ni con un buen reciclaje tiene remedio
Un besito
Interesante metáfora, con frases absolutamente maravillosas:corazón hastiado de fracasos, bujías para producir chispeante vitalidad... Cuando perdemos a ciertas personas nos perdemos también a nosotros mismos. Un abrazo.
cada pieza de este micro encaja a la perfección y te va llevando a ese final que te deja con un amargo sabor de boca... Todos necesitamos un mecánico así.
saludillos
Ojalá tuviéramos siempre un buen mecánico a mano, Torcuato.
Saludos.
No es bueno delegar en nadie nuestro destino...
Toda dependencia es perjudicial para la salud...
Saludos
J.
Hola Torcuato, te tenía perdida la pista, un placer volver a reencontrarte. Un abrazo.
Es lo malo de dejar la vida en manos de otros, que uno no aprende.
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